¿Te apetece comer calçots?

No hay una comida más tradicional y catalán que los calçots. Si vienes a pasar unos días en Casa Rural Ripoll, no puedes perder la oportunidad de comer calçots en un entorno rural. Aprovecha ahora que es la mejor temporada. Ven a descubrir la magia del Ripollès, en la mesa con tus y prueba los calçots más auténticos.

Ya vuelven a ser- con nosotros. Los calçots se encuentran en su mejor momento. Enero, febrero y marzo son los tres meses en los que más calçotadas organizan.

El calçot es una cebolla más grande y alargada. Su forma de cultivo es especial. A mediados de septiembre, las cebollas recogidas durante el verano se vuelven a replantar. A medida que van saliendo los brotes en la superficie, se recubriendo de tierra en la base, la parte que comemos. Es el momento de “calzarse los”. Durante todo el proceso de cultivo, se pueden llegar a calzar hasta cuatro veces. Cuando llega el mes de noviembre y las temperaturas bajan, se empiezan a cosechar para poder inaugurar la temporada de calçots.
Muchas son las propiedades nutricionales de los calçots. Según el blog Eres lo que comes, se trata de un alimento muy rico en agua, fibra y con unas cantidades medias de vitaminas y minerales como la Vitamina C, la Vitamina B9 o ácido fólico, el Potasio y el Fósforo.

¿Has estado alguna vez en una calçotada?

No obstante los valores nutricionales, si por algo son especialmente populares es el significado de la calçotada. Comer calçots es todo un ritual, una actividad gastronómica y social que une familiar y amigos.
El primer plato típico de la calçotada son, obviamente, los calçots servidos en tejas para mantener la temperatura. No puede faltar la salsa tradicional: el romesco. En el segundo plato, la tradición se alarga. En este caso, se suelen acompañar con carne a la brasa y tostadas.

Sabías que?Se cree que el origen de los calçots se encuentra en Valls. A finales del siglo XIX, un campesino conocido como Xat de Benaiges descubrió una manera diferente de crecer la cebolla blanca. Se popularizó tanto esta comida que acabó convirtiéndose en una forma de cultivar los calçots. Desde entonces, las calçotadas han viajado desde Valls hasta otras comarcas. Incluso en Mallorca, ha llegado esta tradición.

También en nuestra comarca, en el Ripollès, nos gusta comer calçots compartiendo momentos con los nuestros. Y es que sólo hay una manera de descubrir este ritual: en vivo y en directo.
No lo pienses más. Ven a pasar un fin de semana en el Ripollès en una de nuestras casas rurales, El serradal y Mas Guanter. Podrás organizar una calçotada con tus familiares o amigos. Necesitará energías para seguir descubriendo esta comarca.

Por cierto, para comer calçots ¡no hay que tener vergüenza!

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